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Jueves, 29 Noviembre 2012 12:41

Revista de estudios nº 45. Noviembre 2012.


Nuevo número de la Revista de Estudios de la Fundación 1º de Mayo.

Análisis | Rodolfo Benito
Sobre la huelga general y las manifestaciones del 14 de noviembre

Insistía en el número anterior de la Revista, que asistíamos a una movilización que tenia especiales características. La huelga general en España se ha enmarcado en una movilización de carácter europeo, convocada por la Confederación Europea de Sindicatos, la primera desde los años 70, que ha tenido una gran repercusión en forma de huelga en España, Portugal, Grecia, Italia, Bélgica, y de asambleas en centros de trabajo, concentraciones y manifestaciones en Francia, Alemania, países nórdicos,…

De otra su amplia dimensión social. La huelga la convocaron los sindicatos, pero en el mismo acto, la convocaron y apoyaron más de 150 organizaciones sociales, agrupadas en torno a la Cumbre Social.

Y ello presidido de una situación de emergencia social, producto de políticas extremadamente dañinas para las personas: crecimiento insostenible del desempleo, desmantelamiento del estado social, empobrecimiento generalizado de una parte mayoritaria de la sociedad española, y de una reforma laboral, muy bien definida por Enrique Lillo, cuando afirma que la misma esta causando una carnicería laboral. Y en el terreno económico, suicida, el pozo de la recesión cada vez es más profundo.

El respaldo habido tanto a la acción de huelga, como a las manifestaciones ha sido masivo, como muy mayoritario es el rechazo a las políticas que tanto en la Unión Europea como en España se vienen realizando.

Y ahora el debate. Desde algunos medios, para evitar entrar en el fondo de la convocatoria, insisten, al igual que en otras ocasiones (casi todas), en el fracaso de la misma, con titulares y editoriales escritos con anterioridad al 14 de Noviembre. Desde algún otro medio se intenta, creo que erróneamente, establecer una línea divisoria entre las manifestaciones y la propia huelga.

Alguna reflexión sobre estas dos cuestiones:

En primer lugar, es incuestionable que la huelga ha tenido un alto seguimiento. La dirección de CCOO, creo que en un ajustado y riguroso análisis, parte de que el seguimiento se ha distribuido sectorial y geográficamente siguiendo patrones ya conocidos y señalados en convocatorias anteriores: características del tejido productivo, tipo de empresas, grado de presencia sindical, concurrencia con otras organizaciones, tradición reivindicativa,... En todo caso se puede hablar de un paro generalizado en las grandes empresas del sector industrial y la construcción y significativa en el resto de las empresas. En el sector del transporte sólo funcionaron los servicios mínimos, siendo destacable la contribución que ha supuesto la unidad de acción alcanzada en torno a esta convocatoria. En las administraciones públicas ha habido mayor participación que en la convocatoria anterior pese al descuelgue de algunas organizaciones corporativas. En la sanidad y la enseñanza la participación también ha sido superior, notándose una notable contribución de los usuarios. Por último, en el sector de los servicios privados el seguimiento ha sido algo mayor pero partiendo de cotas bajas en anteriores ocasiones. En todo caso, cabe destacar que en esta ocasión han sido muchos más los pequeños comercios y locales de restauración los que han decidido participar.

Mención especial requieren Euskadi y Navarra, donde el seguimiento ha sido menor, más en la primera que en la segunda, motivado fundamentalmente por la no convocatoria del sindicalismo nacionalista.

Por otro lado las manifestaciones han sido multitudinarias. Disociar el seguimiento de la huelga y la participación en las manifestaciones es un craso error. Este nuevo argumento es relativamente fácil de rebatir. Si la participación en las manifestaciones no tiene nada que ver con la Huelga ¿cómo se explica la altísima participación en las convocadas por la mañana, en Galicia o Andalucía, a las que principalmente pueden asistir los huelguistas? Todas las Huelgas Generales culminan con una manifestación y siempre han sido muy numerosas y en esta ocasión con una mayor participación. Ello se debe a que los sindicatos, con las manifestaciones que convocamos, ofrecemos un cauce para expresar el malestar de las gentes que por diversas razones no pueden participar en la convocatoria.

La evaluación de una jornada de protesta social como la del pasado 14-N, como muy bien plantea el profesor Pere Beneyto, no puede limitarse a una simple “guerra de cifras” sobre su seguimiento directo, cualquiera que sea el método de cómputo utilizado (consumo eléctrico, porcentaje de huelguistas o número de manifestantes), que a los sindicatos convocantes nos coloca indefectiblemente en una situación asimétrica frente a quienes desde el poder político, económico y mediático imponen el correspondiente “marco interpretativo”, con anterioridad incluso al día de la protesta, mediante un discurso en el que se combinan las apelaciones al miedo, la fatalidad y la infamia.

Por el contrario, CCOO debemos enfatizar la dimensión expresiva de la protesta, por lo que significa de emergencia de la cuestión social que la convocatoria sindical vehicula y cataliza, con el objetivo de dar la vuelta al discurso dominante y construir un nuevo relato que refleje las dimensiones reales de la crisis (paro, desahucios, recortes salariales, desmantelamiento de la sanidad, privatizaciones…) y la urgencia de alternativas, que las hay.

Es en ese contexto de auténtico drama social, que el discurso oficial trata de ocultar, donde hay que situar la evaluación de la protesta, mediante un análisis que combine tanto su dimensión cualitativa como cuantitativa y que permita poner de manifiesto tanto las constricciones estructurales como el valor simbólico y real de la protesta.

A tal efecto resultan especialmente útiles las informaciones aportadas por encuestas como las realizadas por Metroscopia para El País, según las cuales una mayoría de españoles (el 62% antes del 14-N y el 64% después) consideraba justificada la huelga general…, pese a la campaña de desinformación desplegada.

Sin embargo, cuando la misma encuesta trata de evaluar el seguimiento de los paros incurre en un triple error, de carácter tanto conceptual como estadístico. En el primer caso, por utilizar como universo de referencia al conjunto de la población ocupada (17.300.000) y no sólo a la asalariada (14.300.000) y, por otro, al no considerar la dimensión de los servicios mínimos establecidos (2.300.000 personas), o la no asistencia que se produce producto de bajas por enfermedad o accidente de trabajo, ERTES, periodo de libranzas o vacacionales.

Estas realidades resultan perfectamente cuantificables y su incorporación al análisis sitúa la cifra de participantes en valores muy cercanos a los ofrecidos por las organizaciones convocantes, a lo que habría que añadir ese 10% que según la misma encuesta “asegura haber querido hacer huelga y no haber podido…”, por razones que no resulta difícil imaginar y que representan la más contundente expresión de la eficacia de los “piquetes empresariales”, estos sí claramente limitadores de derechos por la vía implacable de hechos tan cotidianos como el miedo, las amenazas y los chantajes más o menos explícitos.

Al final, hechas las sumas y las restas, los datos resultantes se aproximan mucho a los declarados por las propias organizaciones sindicales y, en el caso de las manifestaciones que cerraron la jornada del 14-N, incluso las superan. Las organizaciones sindicales situaron la participación en las manifestaciones en cifras cercanas a los 6 millones de personas y las ofrecidas por la encuesta, las acercan a los 10 millones.
En todo caso lo que se pone de manifiesto es el alcance masivo de la jornada de protesta.
  
SUMARIO
  • Rodolfo Benito: Sobre la huelga general y las manifestaciones del 14 de noviembre
  • Luis García Montero: Siete testimonios sobre la huelga
  • Victoria Camps: ¿Un referéndum contra los recortes?
  • Entrevista a Trinidad Núñez: ‘La universidad pública tiene cada día menos recursos’
  • Francisco Gualda: Nuevas tasas para los trabajadores y perdida del beneficio de justicia gratuita
  • Ricardo Méndez: Crisis socioeconómica y nuevas desigualdades en Madrid
  • Estela Acosta: La contrarreforma educativa: atraso y devaluación de la Formación Profesional
  • Debates de la Fundación: Ponencia Antonio Gutiérrez | Ana Fernández Asperilla: Los sindicatos como instrumentos de protección e integración de las personas migrantes: el caso de los españoles en Europa en el siglo XX.
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