Negociación e imposición en la Universidad de León
El documental titulado Inside Job obtuvo este año el Oscar al mejor documental del año. En él se analizan los orígenes de la crisis financiera en EEUU. Muestra cómo el centro financiero de EEUU (Wall Street) ha estado configurando la sabiduría convencional del conocimiento económico universitario, reproducido en los centros académicos de mayor prestigio de aquel país. La banca y las grandes corporaciones multinacionales, a través de la financiación de congresos, de revistas académicas, de institutos de investigación, de investigaciones y del establecimiento de cátedras universitarias, ha configurado la cultura económica “ortodoxa” que ha estado sirviendo a los intereses del capital financiero de EEUU. El documental muestra cómo este pensamiento único llevó al país y al mundo al desastre. Las enormes crisis financieras y económicas se basaban en las políticas derivadas de los supuestos que regían tal pensamiento económico. Y lo que el documental denuncia es que, a pesar de ello, continúan dominando el pensamiento económico, guiando las respuestas a la crisis, proponiendo medidas que están favoreciendo al capital financiero a costa del bienestar de las clases populares.
Como analiza el catedrático Vicenç Navarro, la situación en España es idéntica a la que ocurre en EEUU: el dominio de la banca en la reproducción de la sabiduría convencional económica. “Sólo basta señalar la coincidencia de puntos de vista y propuestas de cambio que hace el gobernador del Banco de España (el mayor lobby de la banca, que supuestamente es su regulador), los que hace FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), financiada por la banca, y los sucesivos manifiestos (patrocinados por FEDEA) de los 100 economistas, la mayoría académicos. Todos ellos reproducen la misma ortodoxia económica. Su manera de resolver el desempleo es despedir más fácilmente a los trabajadores y bajar sus salarios; la de resolver la supuesta inviabilidad del sistema público de las pensiones es a base de reducir las pensiones; y para resolver la supuesta insostenibilidad del Estado del bienestar proponen reducir todavía más el empleo y el gasto público (en el país de la UE-15 que lo tiene ya más bajo), y así un largo etcétera, medidas todas ellas que están causando un enorme dolor a las clases populares. Nunca incluyen en sus análisis el estudio del comportamiento especulativo de la banca responsable del colapso del crédito (una de las causas de la crisis financiera y económica) ni las propuestas que redujeran el excesivo protagonismo que los intereses de la banca tienen para el buen hacer de la economía española, ni la muy necesaria reforma fiscal que corrija la enorme regresividad existente en España”.
Esta ortodoxia neoliberal económica es la que inspira la gestión del actual equipo rectoral de nuestra Universidad de León. Especialmente el vicerrectorado de profesorado, liderado por profesorado de la Facultad de Económicas de nuestra universidad, abandera las recetas ortodoxas neoliberales que se aplican de forma entusiasta al funcionamiento y dinámica universitaria.
Su concepción de la negociación con los representantes sindicales es la imposición. No hay negociación ninguna. Son “sus cuentas”. Si lo quieres lo tomas, si no igualmente. La única argumentación que esgrime el vicerrector es que le falta dinero o que no cuadran las cuentas. Ni una apelación a la calidad, a la metodología docente, a la atención personalizada del estudiante, a todos esos criterios que fueron esgrimidos continuamente cuando se hablaba del Plan Bolonia y del Espacio Europeo de Educación Superior. El único criterio que maneja parece ser la contabilidad, la economía. De esta forma está convirtiendo nuestra universidad en una empresa que debe facturar, cumplir objetivos de productividad, generar rentabilidad y aplicar los ajustes económicos que le mandan desde la Junta de Castilla y León. Porque eso sí, es un fiel cumplidor, devoto y religiosamente escrupuloso, con las restricciones económicas cada vez mayores que la Junta aplica a la Universidad de León.
Si negociamos el que todo el profesorado fijo de la Universidad de León imparta la misma docencia, es decir, 24 créditos, nos argumenta que no hay dinero para ello. Es curioso porque otras universidades de Castilla y León si tienen dinero para ello. ¿No hay dinero o no hay voluntad política? Y si no hay dinero, ¿por qué otras universidades sí lo tienen? Quizá tendrá que replantearse su función y en vez de dedicarse a “apretar las tuercas” y “presionar” a sus compañeros y compañeras docentes de su universidad, empezar a apretárselas y presionar a los responsables de la financiación de nuestra Universidad: la Consejería de Educación de CyL. No se puede asumir una función de servicio a la Universidad para ser sumiso al poder político de turno. O se defiende y reivindican los recursos necesarios para que nuestra Universidad pueda desempeñar su función docente e investigadora con calidad suficiente o se dimite. Para ser el “chico de los recados” de la Junta, no se necesita un Vicerrectorado. Los vicerrectorados están al servicio de la comunidad universitaria, para mejorar el servicio que damos como Universidad a nuestros estudiantes, no para aplicar ajustes y recortes empresariales al más puro estilo neoliberal, precarizando contratos de profesorado asociado y echándoles en junio para volver a contratarles en septiembre.
Si proclamamos que en época de crisis, la mejor inversión de futuro es la formación de calidad, debemos recortar y ser austeros en gastos superfluos y suntuarios (logotipos y promoción de publicidad de la universidad, concursos con premios exorbitantes, renovaciones de despachos rectorales, privatizaciones del Ateneo o el Centro de Idiomas, planes institucionales para la creación de empresas, etc., etc.), pero no se puede escatimar y regatear en la calidad de la docencia de nuestros estudiantes. El futuro está a la vuelta de la esquina y no nos lo perdonará.
Cada vez se parece más a la patronal de la FELE que tiene paralizados prácticamente todos los convenios colectivos de la provincia. Desde CC.OO. exigimos que desde el actual equipo rectoral se empiece a escuchar más y se asuman las justas reivindicaciones de nuestra comunidad universitaria y se deje de practicar esa sumisa devoción al nuevo “evangelio” de la Junta denominado “contrato-programa” como si fuera artículo de fe. Ya es hora de que manifiesten claramente al servicio de quién están.
CC.OO. Universidad de León
