Los objetivos de este tipo de violencias son desarmar y desestabilizar a las mujeres, hacerlas vulnerables y aumentar su dependencia, haciéndoles creer que no tienen control sobre sus emociones.
Las violencias psicológica, emocional y verbal son difíciles de identificar porque a menudo se disfrazan de cuidados y de protección hacia la persona. "Te puede pasar algo", "Lo digo por tu bien", "No sabes"...
La violencia económica es una sutil forma de manipulación y control disfrazada también de cuidados y apoyo. "No compres eso", "No sabes administrar el dinero"...
La violencia vicaria, que es aquella que se ejerce a través de o directamente a hijas e hijos, es la más vil de todas y una moneda de cambio con un altísimo valor emocional, familiar y social que no podemos permitir.
Todas ellas alteran la percepción de la víctima y van construyendo un mundo a su alrededor con la única finalidad de aislarla y convertirla en una presa más fácil para ejercer otras formas de violencia más habituales.
Hay que sensibilizar, visibilizar e informar sobre estas formas de violencia para que la ciudadanía sepa identificar y prevenir estas actuaciones. No podemos dejar toda la responsabilidad en manos de las víctimas presentes y futuras. Sacarlas a la luz y poner en evidencia al agresor es la única forma de luchar contra el miedo y evitar las dinámicas que allanan el camino hacia los abusos y el maltrato.
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