La FECCOOCyL condena rotundamente los dos asesinatos machistas con los que hemos empezado el año y denuncia que no podemos continuar recortando en igualdad. El dolor por estos asesinatos es también indignación por las palabras de arzobispos como el de Toledo que tratan de culpar a la mujer de la violencia que reciben o declaraciones de la RAE, siempre en contra del lenguaje no sexista, mostrando total indiferencia, cuando no desprecio, ante la consecución de una sociedad en la que la igualdad entre hombres y mujeres sea real.
Para erradicar la violencia de género debemos lograr un Pacto de Estado tal como venimos reclamando y exigiendo. En lo que se refiere al ámbito educativo, debemos lograr una educación en igualdad porque es la vacuna más eficaz para prevenir la violencia de género y terminar con los asesinatos que nos avergüenzan y no podemos tolerar. Debemos cambiar completamente la escuela de desigualdad que defiende la LOMCE, que ha eliminado la educación en valores democráticos como eje transversal del currículo educativo, ha privilegiado la asignatura de Religión, que impone un papel social subordinado a las mujeres y determina creencias restrictivas en materia de sexualidad y reproducción, dotándola de valor académico ¿Tiene el alumnado que repetir las palabras de esos arzobispos para obtener buenas calificaciones?
Con la LOMCE desaparecen asignaturas que tienen como objetivo educativo la igualdad entre mujeres y hombres, el respeto a la orientación sexual y a la diversidad afectivo-sexual, se fomentan los centros educativos privados que segregan a su alumnado en función del sexo y en detrimento de la enseñanza pública. Con la LOMCE perdemos igualdad de oportunidades, empleos y servicios de conciliación.
Por eso desde la FECCOOCyL lanzamos el primer reto para un nuevo Parlamento que está a punto de constituirse: una nueva ley educativa. Desde el 18 de enero ya pueden sus señorías, que nos lo prometieron y tienen escaños suficientes, derogar una LOMCE que no solo no ha dado ningún resultado académico plausible sino que olvida que también formamos a personas y ha olvidado totalmente que la educación no debe ser sexista. Ahí está el reto, señorías, una nueva ley educativa que forme a personas en igualdad, será el primer paso. Hay muchos más pasos que dar, está claro, pero un largo camino se recorre dando el primer paso porque para evitar esas muertes tenemos que educar en igualdad.