El 67,8% de las personas tienen problemas para conciliar su vida laboral con la familiar y/o personal, según una encuesta realizada en 2019. Las dificultades afectan especialmente a las mujeres que son madres, ya que 8 de cada 10 se enfrentan a este problema.
Según datos publicados por el Ministerio de Igualdad correspondientes al último trimestre de 2020, meses después de finalizado el confinamiento domiciliario, las mujeres soportaron las tareas del hogar y los cuidados (94% de las personas trabajadoras que solicitaron reducciones de jornada por cuidado de hijos/as o mayores fueron mujeres), un porcentaje idéntico al registrado en 2019.
La situación de desigualdad en el reparto de responsabilidades familiares es, en parte, consecuencia de la escasez de servicios de cuidado o servicios con costes elevados, lo que empuja a las mujeres a renunciar a su carrera profesional llevadas por una mentalidad patriarcal que hace asumir que es ella la que debe realizar las labores de cuidados, reforzada por el hecho de que las mujeres desempeñan trabajos más precarios y peor remunerados, aspecto que justifica su renuncia.
No podemos olvidar las dificultades logísticas, económicas y/o personales que pueden vivir más intensamente las familias monoparentales, monomarentales y homosexuales, además de otras realidades diversas, para acceder a servicios, ayudas o recursos que les permitan conciliar los ámbitos personal, familiar y laboral. Sobre todo, porque la conciliación es un derecho de toda la ciudadanía.
Las medidas de conciliación a las que acceden en su mayoría mujeres –reducción de tiempos de trabajo, jornadas parciales, excedencias, etc.– tienen importantes consecuencias en la vida laboral de quienes las solicitan, teniendo en cuenta la legislación vigente. Entre ellas se encuentran el disfrute de pensiones más bajas, dificultades para la reincorporación al trabajo y desempeño de trabajos más precarios.
La Federación de Enseñanza de CCOO exige políticas de empleo que refuercen la corresponsabilidad y la conciliación entra la vida profesional, privada y familiar, de manera que mujeres y hombres puedan desarrollar su potencial, así como mejoras en las políticas y servicios de educación y cuidados (escuelas infantiles, centros de mayores, residencias de ancianos), con costes asumibles para todas las familias y que ofrezcan una atención de calidad.
Igualmente, el sindicato recuerda la importancia de impulsar acciones educativas enfocadas a la educación corresponsable y de igualdad entre niñas, niños, mujeres y hombres para poder alcanzar una igualdad real.