Con el lema "El derecho a la educación implica el derecho a docentes cualificados(as)", el próximo 5 de octubre debemos recordar que aproximadamente 264 millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo siguen excluidos de la educación.
El Día Mundial de los y las Docentes (DMD), que se celebra el 5 de octubre de cada año, es un momento importante para toda la comunidad educativa. Es una oportunidad de rendir homenaje a la profesión docente y de promover la Recomendación de la OIT/Unesco relativa a la situación del personal docente de 1966, así como la Recomendación de la Unesco sobre la condición del personal docente de la enseñanza superior de 1997. Complementados por las directrices de política de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la educación de la primera infancia, estos instrumentos conforman la normativa internacional sobre la profesión docente.
La temática del Día Mundial de los y las Docentes de este año es “El derecho a la educación implica el derecho a docentes cualificados(as)”. También conmemoramos el 70º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en la que la educación está reconocida como derecho fundamental. Sin embargo, aproximadamente 264 millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo siguen excluidos de la educación. En 2015, la comunidad internacional se comprometió a garantizar el derecho a la educación, a través del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, que reclama una educación inclusiva y equitativa de calidad para todos y todas de aquí a 2030.
Los y las docentes son un elemento fundamental para que niños, niñas y jóvenes reciban una educación de alta calidad y para la obtención del ODS 4. Este es el motivo por el que, al adoptar la Agenda de la Educación 2030, la comunidad internacional se comprometió a asegurar que “[a los y las docentes y educadores/as] se les confiera independencia, su contratación y remuneración sea adecuada, estén motivados, posean calificaciones profesionales, y reciban apoyo en el marco de sistemas dotados de recursos suficientes, eficaces y bien administrados.”
Pese al reconocimiento generalizado de la importancia de los y las docentes para el éxito de futuras generaciones, la enseñanza ahora mismo no está valorada como profesión. Los salarios y las condiciones de trabajo de los y las docentes en muchos países no son comparables a los de otros/as profesionales con un nivel educativo y de formación similar. Las cargas de trabajo han aumentado, las condiciones de trabajo se están deteriorando, y los contratos laborales de los y las docentes cada vez son más precarios. Como resultado, la condición general de los y las docentes se ha resentido, ya que la profesión a menudo se asocia a una formación insuficiente, a escasas perspectivas de desarrollo profesional y a la falta de autonomía profesional.