El material presentado tiene como finalidad combatir las violencias a través de una educación igualitaria, que sirva de ejemplo y anime al alumnado, docentes y familias a realizar una reflexión colectiva sobre qué hacer y cómo hacerlo. #VidasNoNúmeros
En las diferentes etapas educativas, aprendemos cómo tenemos que portarnos, qué hacer o decir, cómo vestir, en definitiva a adaptarnos a las expectativas sociales. La escuela como dispositivo de control social nos enseña a cumplir esas expectativas a través de la rectificación continua. Cómo se viste, qué se come, cómo se come, cómo se define su deseo, es algo en lo que socialmente estamos implicados colectivamente. Disciplinar el cuerpo se convierte en el objetivo común. Este sistema va calando desde antes incluso del nacimiento. El operativo social se pone en marcha desde el mismo momento en que una mujer comunica su embarazo.
Este sistema rígido solo puede traer sufrimiento, agresividad, rechazo y violencia, porque difícilmente llegamos a consumar estas lógicas de perfección y de expresión social como mujeres y como hombres.
Para la Federación de Enseñanza de CCOO es prioritario definir estrategias que rompan con las lógicas de los imperativos machistas que suponen al hombre en un escalón social por encima de la mujer. Esto solo se puede conseguir con la transformación social, que llegará fundamentalmente a través de la educación, en positivo, en el respeto a la diversidad, con contenidos desde la gestión no solo del conocimiento, sino de las emociones, del sentimiento, de la vivencia y del respeto a la diferencia como elemento de enriquecimiento, en la visibilización de cada realidad como un espectacular aprendizaje pedagógico.
De ahi surge la necesidad de presentar un material como este, que aborda distintos contenidos y actividades que se pueden trabajar en todos los niveles, desde Infantil a la Universidad, precisamente para intentar erradicar o reducir todas aquellas actitudes, situaciones y acciones que repiten y transmiten las ideas que darán pie a situaciones de desigualdad y violencia en el futuro.
"Animamos a compartir, expresar, manifestar e incorporar en este material cuantas herramientas nos lleven a cambiar la concepción del mundo en el que lo masculino está más valorado que lo femenino, en el que ser mujer, a veces, se vive como una amenaza y sin seguridad. Hay que poner en la diana el machismo y sus cómplices.
No queremos ser cómplices del feminicidio actual ni de la LGTBIQfobia imperante. Estamos seguras de que otra manera de hacer escuela es posible, en libertad y con premisas de igualdad. Nos quieren sumisas, subordinadas, quietas, calladas, inactivas, inmersas en una disciplina férrea, que tiene su expresión máxima en un autoritarismo inequívoco", sostiene el documento.