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Lunes, 09 Marzo 2020 12:44

CCOO presenta el informe "Tiempo de mujeres, vida, trabajo y formación"

Portada del informeLa Secretaría de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO presenta un año más un informe que analiza la realidad que viven las mujeres. "Tiempo de mujeres, vida, trabajo y formación" nos habla de una realidad de techos invisibles que frenan su desarrollo profesional y su reconocimiento social.

En el estudio se aborda la situación de la mujer desde la perspectiva de la formación y el empleo, con una mirada a la mujer joven y a la mujer extranjera donde su realidad se torna aún más ruda. Tal y como se desprende del estudio, y explica la secretaria confederal Lola Santillana, "las mujeres continúan con las mismas trabas en el acceso, promoción y mantenimiento del empleo. Hemos de empujar para conseguir que el empleo no continúe siendo precario, y que la pobreza deje de tener cara femenina".

El trabajo remunerado de la mujer lamentablemente se desarrolla en condiciones de desigualdad respecto a los hombres. Las condiciones para la promoción y el desarrollo profesional, los salarios, la jornada laboral, la garantía de derechos y de acceso a los planes de formación organizados en la empresa son más adversas cuando nos referimos a la mujer. Unas condiciones laborales peores junto a la ausencia de políticas efectivas que favorezcan la equidad en el trabajo y obliguen a un trato igual entre hombres y mujeres, aboca a la mujer a un círculo del que resulta difícil escapar, tal y como recoge el análisis de los datos más recientes.

Así, en los últimos diez años han empeorado los indicadores que miden la paridad o equidad en el acceso al trabajo. En 2019 se ha producido el mayor nivel de inequidad en la ocupación femenina. Durante ese año la tasa de ocupación masculina se situó en el 88 % y la femenina en el 84 %: una distancia del 4 %, la más grande de la última década. Tampoco la recuperación económica ha contribuido a mejorar la posición de la mujer respecto al hombre, ya que la ocupación del hombre ha crecido por encima de la de la mujer y su tasa de desempleo es inferior a la de la mujer en todos los tramos de edad y nivel educativo.

Hay una tendencia innatural a favor del empleo masculino: en igualdad de condiciones, se elige la contratación del hombre. Según señala Santillana, "la Administración debe resolver estas situaciones claras de discriminación y aplicar políticas y medidas que eviten y persigan la discriminación por razón de sexo. La violencia no solo es física, la discriminación también es agresión a las mujeres".
En el informe, presentado este año en Navarra, se destaca que la mujer accede al mercado laboral con un nivel de formación superior al del hombre: en la etapa de educación secundaria y terciaria hay más mujeres tanto en números absolutos como en términos relativos. Esta realidad hace que en estos tramos la tasa de desempleo se suavice, pero no elimina la discriminación que sufren las mujeres. La tasa de paro golpea más a la mujer y en especial a la mujer joven y sin estudios. Como media, la mujer sufre una tasa de paro cuatro puntos por encima. La distancia puede alcanzar los 17 puntos en edades inferiores a 20 años y cuando carecen de estudios.

La mujer tiene que salvar resistencias constantemente ya que ni el nivel de formación, ni la rama de estudios que haya elegido sirven para superar las barreras que le impone la sociedad por el simple hecho de ser mujer. En un mercado de trabajo machista y estigmatizado, el paro es mayor para aquellas que han optado por estudios tradicionalmente masculinizados. Las mujeres que realizan estudios relacionados con la mecánica, electrónica, la industria y otra formación técnica presentan una tasa de paro del 14,46 % frente al 8,7 % de los hombres.

Por su parte, las ocupaciones también mantienen un marcado sesgo sexista. Los puestos de dirección y de la industria están altamente masculinizados. La presencia de la mujer es mayoritaria en las ocupaciones elementales y administrativas. A su vez, el trabajo a tiempo parcial afecta a un 24 % de las mujeres frente al 7 % de los hombres. Esta diferencia es mayor en la mujer más joven (menos de 20 años) y entre los 35 y 44 años.
El empleo y la tasa de actividad siguen cosificando a la mujer en su rol de la atención y cuidados familiares y de atención al hogar. Las responsabilidades y cuidados familiares y la formación son los motivos por los que la mujer permanece inactiva. "Es evidente que a las mujeres, el mercado les reserva el nicho de empleo más precario, el que la perpetúa en los cuidados, en la atención y en los servicios a las personas", concluye Lola Santillana.

Durante su vida laboral, la mujer se sigue formando profesionalmente más que el hombre. Pero esta formación la tiene que buscar y la busca más que el hombre, fuera de su centro de trabajo. También en este caso las oportunidades de formarse en la empresa son menores y las condiciones de acceso a las acciones formativas son menos satisfactorias: menos horas de formación, menos formación presencial. De esta manera, en 2019, la tasa de cobertura formativa de las mujeres en formación bonificada fue del 32,9% frente al 35% de los hombres.

La formación que se organiza dentro de la empresa no contribuye a su desarrollo profesional. Solo mejora su participación en empresas a partir de plantillas de 50, "justo donde la existencia de representación sindical y la acción, la vigilancia y la intervención sindical pueden frenar actitudes discriminatorias", señala la responsable confederal.

 
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