Ante la pregunta de si la escuela puede contribuir a construir una sociedad nueva y más igualitaria, desde la Federación de Enseñanza de CCOO de Castilla y León trasladamos nuestra visión en relación al currículo escolar, como uno de los ejes encaminados a ese fin.
La investigación refleja que la causa del abandono o fracaso escolar se basa en la falta de interés y utilidad social de lo que se exige en la escuela. El sociólogo Rafael Feito, en su ensayo ¿Qué hace una escuela como tú en un siglo como este?, muestra los desajustes de nuestro sistema, sobre todo en los contenidos curriculares y en el modo de enseñarlos.
Es por ello que el primer reto que debemos abordar es proponer proyectos curriculares que incidan en lo que socialmente es significativo para formar a ciudadanos y a ciudadanas del siglo XXI y que se desarrollen desde planteamientos innovadores en los centros y no solo en aulas aisladas.
Sin embargo, nos enfrentamos a una mentalidad y unos hábitos que inciden en el carácter mecanicista y repetitivo del currículo, jerarquizando asignaturas más propias de la era industrial para triunfar en la vida laboral. Todo ello conduce a una labor docente basada en aprendizajes memorísticos del alumnado y pruebas estandarizadas, con resultados que muestran el éxito y el fracaso escolar, un fracaso que siempre se achaca al alumnado y al profesorado, pero nunca al sistema. Y lo que realmente falla es la propia concepción y estructura del sistema educativo.
Además, el horizonte de la docencia es más complejo que antes por la enorme potencia e incidencia de las redes sociales, más allá de la propia escuela.
Urge, por tanto, construir, dinamizar un currículo alternativo y adaptarlo a las exigencias actuales.
Para CCOO, las exigencias primordiales son las siguientes:
1. Un currículo que nazca de un profundo debate social.
2. Identificar los saberes, habilidades y competencias básicos, fundamentalmente para la enseñanza obligatoria, y adaptar los currículos, metodologías y estructura organizativa del sistema educativo.
3. Un currículo abierto y flexible, que garanticen una auténtica autonomía del centro y su comunidad escolar.
4. Un currículo que se estructure desde planteamientos de relevancia para la edad evolutiva del alumnado, que acabe con los planteamientos academicistas inabarcables, de aprendizaje vacuo y nulo impacto social; que elimine también los condicionantes de género implícitos.
5. Un currículo laico. Esta exigencia debe ir acompañada con la derogación definitiva de los acuerdos educativos del Estado con todas las confesiones religiosas.
6. Un currículo que revise los criterios de evaluación en un modelo de evaluación formativa de los aprendizajes fundamentales. Evaluar no es sinónimo de calificar.
7. Un currículo que no haga obligatorio repetir todo el curso en caso de suspenso en un área determinada de obligatoriedad, sino que ayude a compensar el déficit de conocimiento o competencia detectado.
8. Un currículo que, a la hora de decidir opciones específicas en el tránsito de la Educación Secundaria Obligatoria a la Postobligatoria, las familias tengan el criterio y el protagonismo necesario para tomar, de manera conjunta con el profesorado, la más adecuada de las opciones educativas.
9. Un cambio sustancial del currículo en la Formación Profesional Básica (FPB), en sus fines, objetivos, contenidos, metodología y evaluación. Mejorando los mecanismos de apoyo al alumnado, y ampliando los recursos humanos y materiales. Reivindicamos definir el perfil profesional docente que en este momento sigue siendo excesivamente académico y con poco atractivo para la etapa.
10. Un currículo que incorpore aprendizajes sociales externos a lo que han sido los contenidos ordinarios, que fortalezca la formación social, educativa y cultural de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
La propuesta del ministerio sobre el currículo coincide con muchos de nuestros postulados, al ser más competencial y flexible, pero también muestra algunas debilidades, que precisan de cambios necesarios, que detallamos a continuación:
1. Dirigir la visión enciclopédica de conocimientos hacia la adquisición y desarrollo de competencias.
2. Ajustar los aprendizajes al nivel evolutivo del alumnado.
3. Dotar al modelo curricular de conocimientos esenciales comunes para acabar con los currículos inabarcables, flexibilizándolos para que se puedan adaptar a las necesidades educativas de cada alumno y alumna, tanto desde el punto de vista académico como desde su propio desarrollo vital.
4. Definir el perfil que debe haber adquirido el alumnado al terminar cada etapa y especialmente, al terminar la educación básica.
5. Lograr el éxito educativo de todo el alumnado
6. Reformar el modelo de profesión docente, la organización de los centros y el modelo de evaluación.
7. Fomentar el trabajo cooperativo de los docentes.
8. Estos cambios permitirían compensar las debilidades y la rigidez del currículo LOMCE, que marca contenidos inabarcables, alejados del avance de la sociedad y que impide la adaptación a las diferentes necesidades del alumnado y la adquisición de competencias.
Finalmente, es importante alertar de las muchas dificultades a las que nos enfrentamos para una correcta implantación del nuevo modelo curricular, que tienen que ver con el tiempo necesario para su implantación y desarrollo, mediante la formación y participación necesarias de la comunidad educativa. Dificultades también en el papel de la evaluación por competencias, el uso de la memoria en sus justos términos, una nueva función de la inspección educativa como acompañantes en el proceso, el papel ético e inclusivo de las tecnologías, la organización de los centros y la necesidad de consenso, vital para la estabilidad del modelo curricular en caso de cambios de gobierno.
