El dinero destinado a becas por la Junta de Castilla y León para cursar grados universitarios ha caído un 18% en el curso 2016-2017, supone un nuevo recorte que se suma a una marcada tendencia negativa en los últimos años.
El dinero destinado a financiar estos estudios ha sido este último curso de 1.81 millones de euros que contrasta con los 3.25 millones que se destinaron en el curso 2013-2014.
Esta comparativa no es casual, a partir del curso 2014-2015 se cambió la normativa por la cual se regían estas convocatorias, y se ha pasado de ejecutar el 99% del dinero presupuestado a ejecuciones del 69% el año 2106, incluyendo en el cálculo las nuevas becas para máster.
No se prevé que la ejecución de este año supere ese porcentaje, a pesar de que todavía no se ha convocado las becas para la realización de máster, y que se cargarán al presente ejercicio.
El análisis de estas ejecuciones presupuestarias trae más conclusiones negativas. La financiación de las nuevas becas de máster se obtiene del Fondo de Garantía Juvenil, dinero procedente de fondos europeos para el desarrollo del empleo juvenil. Se nos presentan estos fondos como una ayuda adicional para mejorar la “empleabilidad” de uno de los sectores con más desempleo, cuando en realidad para lo que están sirviendo en este caso, es para sustituir a los fondos propios de la Junta y por lo tanto es la Junta la que se beneficia de estos fondos y no los jóvenes.
Causa enojo ver cómo se ha presumido estos últimos años de haber aumentado los presupuestos en becas y de haber aumentado el número de destinarios. La verdad es que el nuevo sistema de becas instaurado hace tres años ha provocado que una cantidad de fondos destinados a becas no se ejecuten y para disimular las estadísticas se ha creado una ridícula beca de 350 euros. En la práctica se está distribuyendo mucho menos dinero entre más alumnas y alumnos, por lo que la beca media ha caído notablemente. A cargo del presupuesto de 2014 se repartieron 3.25 millones entre 1793 alumnos, una media de 1.812 euros y a cargo del presupuesto de 2016 se repartieron 2.58 millones entre 2811 alumnos una media de 917 euros.
Necesitamos políticos que crean en la educación como una inversión y no como un gasto, que hagan una apuesta firme por la cultura, el conocimiento, la formación, la innovación y el desarrollo y que se comprometan con los jóvenes sobre quienes están pesando con gran dureza las consecuencias de la crisis.