El sindicato, mayoritario en el sector educativo, demanda que el nuevo modelo curricular se desarrolle a la par que la necesaria formación permanente del profesorado en tiempo lectivo, de los equipos directivos y de la inspección educativa, de manera que permita el impulso de todas sus potencialidades y no se quede en un simple cambio burocrático y de lenguaje.
CCOO mantiene que el nuevo enfoque educativo de las Enseñanzas Mínimas en Educación Secundaria Obligatoria supone un avance positivo. No obstante, considera que el momento de su publicación puede ser tardío y puede complicar su desarrollo en las distintas comunidades autónomas, dificultando su consiguiente implementación y desarrollo en los centros a comienzos del curso 2022-2023. En cualquier caso, la Federación de Enseñanza de CCOO confía en que las autonomías actúen con lealtad institucional y no desvirtúen o anulen los cambios propuestos.
El sindicato subraya que es indispensable que el nuevo modelo curricular propuesto se desarrolle a la par de la necesaria formación permanente del profesorado en tiempo lectivo, de los equipos directivos y de la inspección educativa, de manera que permita el impulso de todas sus potencialidades y no se quede en un simple cambio burocrático y de lenguaje. Asimismo, exige la necesaria y suficiente dotación presupuestaria en profesorado, personal educativo y medios materiales que permitan a la enseñanza pública responder con éxito a los desafíos que plantea este enfoque.
CCOO recuerda que el modelo curricular planteado en ningún caso puede desligarse del carácter básico y obligatorio de estas enseñanzas, aquejadas en nuestro sistema educativo de disfunciones tan importantes como la repetición de curso o el fracaso escolar, que nos hacen ser una “extrañeza” en relación con nuestro entorno. Y confía en que este nuevo enfoque del currículo signifique, por fin, un cambio sustancial en los planteamientos educativos que soportan y justifican estas inequidades.
En concreto, CCOO valora positivamente que las líneas directrices del modelo curricular se anclen en los retos educativos fijados por UE y la UNESCO para el siglo XXI, y que se reconozcan los derechos de la infancia a partir de la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas. Además, recalca el hecho de que el aprendizaje tenga carácter competencial en la Secundaria, que se reconozca el papel fundamental de la orientación educativa y profesional, así como de la labor tutorial, y la dedicación de parte del horario lectivo a la realización de proyectos educativos y a la resolución colaborativa de problemas.
También destaca el rechazo a los estereotipos de género y la potenciación desde los procesos de enseñanza y aprendizaje de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la desaparición de la estructura jerárquica de las materias recogida en la LOMCE, la posibilidad de que las materias optativas puedan desarrollarse como un trabajo monográfico, interdisciplinar o de servicio a la comunidad, y la posibilidad de incorporar la lengua de signos en la ESO. Por último, juzga acertada la recuperación de la educación para la ciudadanía mediante la “Educación en valores cívicos y éticos”, el carácter integrador de la evaluación educativa, la recuperación de los programas de diversificación curricular, y la desaparición del número y el carácter de las asignaturas tanto para la promoción como para la titulación, así como el carácter extraordinario de la repetición de curso.
Por otro lado, hay otros aspectos con los que el sindicato se muestra crítico, como ya puso de manifiesto en la enmiendas presentadas en el Consejo Escolar del Estado (consultar documento). Entre ellos se encuentran el uso de un lenguaje enrevesado, el mantenimiento de la materia de Religión en el currículo; la continuidad de los ciclos formativos de grado básico, lo que supone conservar los itinerarios educativos dentro de una etapa básica y obligatoria; el enfoque neoliberal que se trasluce y que se manifiesta, entre otros, en el desarrollo de la competencia emprendedora y en materias como “Economía y Emprendimiento” de 4º curso de ESO; la falta de reconocimiento de los aprendizajes filosóficos en el currículo; el limitado impulso a la optatividad que permita al alumnado moldear de forma sustantiva su proceso educativo; el mantenimiento del enfoque militarista en el currículo de la materia Geografía e Historia; que la posibilidad recogida en el art. 6.7 de que el profesorado “con la debida cualificación impartan más de una materia al mismo grupo de alumnos y alumnas” se traduzca en una opción para reducir las plantillas docentes y/o aumentar las ratios; que el impulso de la necesaria autonomía de los centros se concrete en desventajas para la enseñanza pública, con los planteamientos asumidos en el art. 26.6: “En el ejercicio de su autonomía, los centros podrán adoptar experimentaciones, innovaciones pedagógicas, programas educativos, planes de trabajo, formas de organización, normas de convivencia y ampliación del calendario escolar o del horario lectivo de materias o ámbitos, …”; y que, en esta línea, se mantengan las “cuotas voluntarias” a las familias, que se declaran no ajustadas a derecho en este mismo artículo.
Pese a las luces y sombras de la reforma educativa, CCOO considera que la nueva ley es una palanca de cambio para la necesaria modernización del sistema educativo, tanto por aquellos pilares en los que se sustenta como por las principales novedades que aporta, destacando entre estas la apuesta por la equidad y la inclusión educativa para garantizar el éxito educativo a todo el alumnado.