CCOO exige a la CRUE que los rectorados negocien con los representantes legítimos de las trabajadoras y de los trabajadores las modificaciones sustanciales que están acaeciendo en las condiciones laborales del personal de la Universidad.
Cuando se declara el Estado de Alarma, el sistema educativo español, en todos sus niveles, en lugar de paralizarse, comienza a adaptarse a marchas forzadas, con un incremento sustancial de actividad, a la nueva situación. También el conjunto del personal de todas las universidades públicas españolas (PAS y PDI), que cambian de la noche a la mañana sus rutinas profesionales para que, siguiendo el lema del Gobierno, “ningún estudiante pierda el curso”. El esfuerzo, descomunal y sobrevenido, se afronta en solitario por el personal de las universidades públicas, en muchos casos con dificultades materiales, personales y de conciliación, con sensación de vulnerabilidad y soledad al tener que tomar decisiones individuales ante la falta de respuesta inmediata de los diferentes equipos rectorales.
CCOO quiere reconocer el esfuerzo tan enorme que PDI y PAS están realizando, sin límite de fechas u horarios, para evitar la pérdida de curso por parte de los estudiantes, pero exige a los equipos rectorales algo más que tibias instrucciones, a menudo vacías de contenido y poco clarificadoras. En muchas ocasiones la información llega tarde, a menudo no aporta contenido alguno y la que más, es repetitiva. En el mantenimiento y supervivencia de la Universidad pública española, solo el personal y los estudiantes demuestran estar a la altura de las circunstancias. Los equipos rectorales con la CRUE a la cabeza, acostumbrados al “coste cero” y a los recortes, no han entendido que la situación merece algo más que la publicación de breves instrucciones de reorganización docente o de listados de plataformas de enseñanza virtual. La consecuencia de esta falta de liderazgo está llevando a un estrés que ataca no solo al personal de las universidades, sino a los mismos estudiantes, que viven la situación con ansiedad y grave preocupación. A esta sensación de estrés también contribuye el establecimiento de unas fechas límites estrictas, sin un horizonte claro.
Como al resto de la ciudadanía, esta crisis nos coge a todos por sorpresa, pero en la Universidad pública llevamos tiempo aprendiendo a sobrevivir. Este triste giro de los acontecimientos saca a la luz las debilidades y el sobreesfuerzo al que es sometido todo el Personal Docente e Investigador y de Administración y Servicios de las universidades. Por un lado, los recortes drásticos en personal, la estructura rígida de promoción interna y la falta de una apuesta clara por la modernización de los servicios provoca un atasco monumental en la labor del PAS, con personal sin formación digital y en puestos de trabajo que no permiten, ya no solo el teletrabajo, sino el trabajo a distancia. Por otro lado, los sueldos en precario, la presión cada vez más fuerte para la consecución de las diferentes acreditaciones y, sobre todo, el aumento de la carga de trabajo en el PDI, provoca una saturación real en las labores del profesorado que debe dar ahora todavía más de sí para mantener el sistema funcionando. Tanto unos como otros merecen nuestro reconocimiento, pues en su dedicación reside el verdadero sentido de servicio público y su profesionalidad los convierte en auténticos servidores de la sociedad.
Esta crisis está demostrando la fragilidad del sistema de Educación Superior, una fragilidad construida a partir de sucesivos recortes en los últimos años, pero que recibe el golpe definitivo después de la crisis financiera de 2008. CCOO ha reclamado al Gobierno de la Nación la derogación de la Ley Wert y del RDL 14/2012, normas “austericidas” que impiden la renovación de las plantillas universitarias, diezmadas y cada vez de mayor edad. También hemos reclamado al Ejecutivo una revisión de los criterios de evaluación y acreditación al profesorado universitario, cuyas exigencias a menudo son imposibles de conquistar, pues no se puede articular un currículo atendiendo a criterios que cambian de la noche a la mañana y, especialmente, no se pueden conseguir resultados de investigación con recortes dramáticos en financiación en I+D como los acaecidos en la última década.
En CCOO somos conscientes de que la emergencia sanitaria ha de ser prioritaria en nuestras vidas, es lo más inmediato y debe resolverse cuanto antes. Hemos estado activos reclamando nuestra posición en los Comités de Seguridad y Salud, con poco éxito. En la última reunión con el Ministerio de Universidades, el ministro nos remitió exclusivamente a la CRUE y a las CCAA para reivindicar nuestra legítima participación en la toma de decisiones negociadas ante la desregulación laboral que estamos sufriendo. Sin embargo, estamos constatando durante esta situación una falta total de diálogo entre los equipos rectorales con los representantes sindicales. Las decisiones se han tomado siempre unilateralmente, a golpe de mando. CCOO quiere mostrar su preocupación ante la falta de diálogo total que existe entre los legítimos representantes de las y los trabajadores de las universidades públicas españolas y los diferentes gobiernos, de las universidades, de las CCAA y del Estado, pero sobre todo, aquellos que le son más cercanos, los rectores y sus equipos de gobierno. Todavía estamos a tiempo, por ejemplo, a establecer un debate amplio sobre la evaluación a distancia, sin imposiciones desde arriba.
CCOO valora positivamente el último comunicado de la CRUE sobre el “Cometido de la ciencia en la resolución de la crisis generada por la pandemia de Coronavirus SARS-CoV-2”, donde urge al Gobierno y a todos los agentes científicos del país a abordar, de manera inaplazable, la financiación constante y sostenida de la ciencia para afrontar futuras crisis con mayor garantía de éxito. Sin embargo, no entendemos cómo será eso posible en el seno de las universidades si los equipos rectorales eluden el diálogo con los legítimos representantes de los trabajadores.
Desde CCOO reclamamos que las universidades españolas aclaren la situación del personal laboral cuyo contrato termina este curso y emplazamos a prorrogarlos hasta julio de 2021 para garantizar, no solo el cierre del presente curso, sino que el próximo pueda desarrollarse con la mayor normalidad posible. Del mismo modo, requerimos a la CRUE que lidere la petición de la prórroga de los proyectos de investigación y contratos de investigación en I+D+i actuales y que reclame al Gobierno y a los organismos que correspondan que se resuelvan a la mayor brevedad las convocatorias que están en curso. Si las universidades públicas no tienen unas plantillas adecuadas ni una financiación suficiente para realizar las labores académicas (docencia, investigación, gestión e innovación) estaremos asistiendo a la muerte de la universidad pública de calidad, muy frágil en la actualidad.
CCOO exige a la CRUE que los rectorados negocien con los representantes legítimos de las trabajadoras y de los trabajadores las modificaciones sustanciales que están acaeciendo en las condiciones laborales del personal de la Universidad y la temporalidad y condiciones en que se va a realizar el desescalamiento una vez que se inicie por el Gobierno de la nación.
CCOO reivindica la insustituible función de los servicios públicos, en concreto de la Universidad, como garante de la solidaridad colectiva, los derechos sociales y el avance de la sociedad. Es necesario el apoyo decidido a los mismos que, en el caso de la Universidad, pasa por garantizar a corto, medio y largo plazo una adecuada financiación para el refuerzo y estabilidad de sus plantillas, el impulso de la investigación y la mejora de sus infraestructuras.