Más de 20 ciudades españolas, que se suman a la celebración de actividades en 124 países de todo el mundo, han organizado diversas propuestas durante los próximos siete días, bajo el lema “Defendemos la educación, sostenemos el mundo”.
“La educación es imprescindible para garantizar el bienestar de todas las personas sin destruir nuestro planeta. En primer lugar, la educación contribuye a que las personas sean capaces de comprender los problemas medioambientales, así como de darles repuesta y reducir su vulnerabilidad frente a sus efectos. Por otro lado, la educación es la mejor herramienta para formar a una ciudadanía consciente de las causas y consecuencias del cambio climático y otros problemas medioambientales, además de dotarla de los conocimientos, competencias y actitudes necesarias para buscar soluciones”.
Así arranca la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) que, desde hoy y hasta el próximo domingo 7 de abril, movilizará a las comunidades educativas de más de 20 ciudades en España y a millones de personas en distintas partes del mundo. Melilla, Burgos, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga, Tudela, Pamplona, Córdoba, Donosti, Vitoria-Gasteiz, León, Santander, Sevilla, Huelva, Asturias, Valencia, Salamanca y La Palma son solo algunas de las localidades que han organizado actividades para sumarse a esta iniciativa.
“Bajo el lema Defendemos la educación, sostenemos el mundo, la Campaña Mundial por la Educación (CME) quiere destacar el papel fundamental de la educación en la lucha contra la degradación medioambiental y la transformación hacia un modelo social y medioambientalmente sostenible. Queremos visibilizar la necesidad que hay de transformar nuestros sistemas educativos para que fomenten estilos de vida más sostenibles”, explican en la web del evento.
La SAME, que cada año es convocada por la (CME) para visibilizar y canalizar las reivindicaciones de los jóvenes activistas en torno al derecho a la educación, aborda este año la importancia de la educación para la supervivencia de nuestro planeta y de sus habitantes. Un reto global con un alto coste humano que podría llevar a la pobreza a 122 millones de personas en 2030 si no actuamos, es decir, prácticamente a la población actual de España, Portugal y Francia.
“El cambio climático afecta también a la educación, una de las primeras actividades que se abandonan cuando se produce un desastre, y afecta especialmente a las niñas y mujeres en situaciones de crisis y emergencias. Sin embargo, la educación es imprescindible para garantizar el bienestar de todas las personas sin destruir nuestro planeta. En primer lugar, la educación contribuye a que las personas sean capaces de comprender los problemas medioambientales, así como de darles repuesta y reducir su vulnerabilidad frente a sus efectos. Por otro lado, la educación es la mejor herramienta para formar a una ciudadanía consciente de las causas y consecuencias del cambio climático y otros problemas medioambientales, además de dotarla de los conocimientos, competencias y actitudes necesarias para buscar soluciones”, afirman desde la organización.