Esta fecha se conmemora cada año para arrojar luz sobre las condiciones en las que viven y crecen las niñas adolescentes (alrededor de 600 millones de ellas, entre 10 y 19 años), y para poner sobre la mesa los desafíos a los que se enfrentan, especialmente en los países en desarrollo.
Los objetivos planteados al conmemorar esta fecha son promover su empoderamiento y alcanzar el cumplimiento de sus derechos, que en muchos rincones del planeta no se están cumpliendo. Todavía, las mujeres y las niñas sufren desventajas en muchos aspectos: salud, educación, participación política y oportunidades económicas, teniendo que hacer frente a graves amenazas para su desarrollo y para alcanzar una vida plena.
Así, entre muchos aspectos preocupantes, el panorama actual nos muestra que, en el mundo, una de cada cinco niñas no consigue terminar el primer ciclo de Secundaria y casi cuatro de cada diez no acaban el segundo ciclo.
También es amplia la brecha digital. Alrededor del 90% de las adolescentes y mujeres jóvenes no utiliza Internet en los países de renta baja, mientras que sus compañeros varones tienen el doble de probabilidades de acceder a la Red.
Es un hecho constatado por diversos estudios que la educación permite mejorar la salud y el bienestar de las niñas y adolescentes. De esa manera, “por cada año adicional de educación secundaria que recibe una niña, sus ingresos potenciales aumentan en torno a un 10% o un 20%. Esto se traduce en una mayor productividad económica y una reducción de los índices de pobreza”, según datos de Unicef.
Por ello, desde la Federación de Enseñanza de CCOO creemos que es imprescindible asegurarles a esas más de 600 millones de niñas el acceso a la salud, a una educación de calidad y un empoderamiento socioeconómico para revertir esta situación. Es urgente abordar las medidas necesarias en los ámbitos locales, regionales y nacionales, además de coordinar planes globales, para alcanzar un desarrollo sostenible para ellas y para toda la sociedad.