El número de personas en desempleo que percibe algún tipo de prestación ha ido disminuyendo (un 2,6% en el segundo trimestre de este año en relación al mismo periodo del año anterior), al tiempo que aumentaba el paro, como consecuencia de los recortes del Gobierno. El resultado: solo el 34,3%, de un total de 5.970.400 personas paradas, reciben algún tipo de prestación. Las mujeres, con una tasa de protección diez puntos inferior a la de los hombres, (28,9%, por un 39,2% de los hombres), llevan la peor parte, y su situación se ve agravada según aumenta el tiempo que se lleva en paro y se tiene más edad.
La mayor parte de las personas sin empleo no perciben prestaciones
Actualmente hay casi cuatro millones de personas paradas que no perciben prestaciones por desempleo, y la situación no hace sino empeorar con el tiempo. A medida que aumenta la permanencia en paro, disminuye el número de personas protegidas y, si son mujeres, aún más. Actualmente hay más de 2 millones y medio de parados de larga duración que no tienen ninguna cobertura: tres de cada cuatro personas que llevan más de un año paradas, y suponen el 60% del total, no perciben ninguna prestación. Esta situación verdaderamente desesperante, en el caso de las mujeres, es todavía peor: el 77% de las paradas de larga duración no recibe prestaciones.
El 36,6% de las personas desempleados de entre 30 y 44 años, el 40% del total, tienen protección. En este tramo de edad la tasa femenina es ocho puntos inferior. Mayor es la tasa de protección general entre los mayores de 45 años, uno de cada dos está protegido, y sin embargo es el tramo de edad donde la mujer se encuentra más desprotegida, con una tasa de veinticuatro puntos inferior a la de los hombres (37,9% frente a 61,3%).
Para CCOO, tenemos un sistema de protección insuficiente, pues solo un tercio de los parados tienen cobertura, cada vez menos como consecuencia de los recortes aplicados por parte del Gobierno, además de injusto porque las percepciones son bajas. Se pone de manifiesto asimismo la desigualdad existente entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo: primero, con empleos más precarios y peor remunerados, y perdidos estos, con peores condiciones en la protección al desempleo y mayor dificultad para reincorporarse a otro trabajo, muy improbable cuando se alcanzan los 45 años, lo que hace que la protección por desempleo sea muy inferior a la de los hombres.